Antes de explorar el meollo del posible por qué del celibato de Jesús, podemos anticipar, para ubicarnos en el terreno, que entendido el matrimonio, bajo las condiciones culturales de la época de Jesús, como el acto bajo el cual se obtiene el derecho a la procreación, resulta claro, al tenor de lo expresado, que si Jesús no se casó, no fue para no unirse a una mujer sino para no ejercer ese derecho, para no tener descendencia (hay que abonarle su honestidad con la mujer, pues bien pudo casarse y aun así, no ejercer ese derecho).
Parece lo mismo pero hay diferencias sustanciales. Y estas diferencias están en las motivaciones. No puede ser igual (aunque sus efectos son semejantes) renunciar a la mujer, que renunciar a la prole.
La primera encuadra en un ambiente típicamente inmanente (sólo afecta a quien toma la decisión), y la segunda es claramente trascendente, porque los efectos que se buscan no están en el actor sino en la descendencia. En términos actuales, una actitud típicamente bioética. El art. 16 de la declaración UNESCO sobre bioética y derechos humanos habla, respecto de la investigación científica en humanos, de la "protección de las generaciones futuras, donde se debe tener en cuenta las repercusiones de las ciencias de la vida en las generaciones futuras, en particular en su constitución genética". Este principio encaja perfectamente en la hipótesis propuesta en este ensayo.
Y estas diferencias a las que me refiero no son meramente filosóficas o teóricas. Tienen que ver directamente con la práctica de la Iglesia sobre el celibato.
Si se lanza a los sacerdotes al celibato, entendido como la renuncia a la unión con la mujer, bordeando el ‘sacrificio personal’ en ‘imitación ritual’ a Jesús, nada más erróneo que esto, porque Jesús estaría pensando en otras proyecciones, diferentes a la renuncia de un derecho personal, y por tanto se está lejos de ‘imitarlo’.
Y aún más todavía, dentro de este curso de ideas, ni siquiera se trataba de renunciar al derecho a la descendencia, sino de no ‘transmitir algo’ a su progenie.
Ya vimos que ese ‘motivo’ no está registrado en los reportes (evangelios) de sus discípulos. Hay que buscarlo, entonces, en otro aparte de las Escrituras.
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